NUESTRA HISTORIA FUE UNA SECCIÓN EN LA QUE RECOGIMOS LAS HISTORIAS PERSONALES Y POLÍTICAS DE MUCHAS MUJERES FEMINISTAS Y NO FEMINISTAS...

lunes, 29 de septiembre de 2014

RELATO SOBRE EL ABORTO VIVENCIADO: "LATIDOS", PUNTADA CON HILO, AÑO 1995

PAGINA 8, SECCIÓN NUESTRA HISTORIA, PUNTADA CON HILO N° 13, AÑO 2, NOVIEMBRE 1995



Latidos
X puntada con hilo/Noviembre 1995/Sección NUESTRA HISTORIA
Esperaba y no quería y quería a veces. Millones de segundos de esos días se había dejado llevar por la fantasía de parir, de acunar, de sentir ese aroma dulce.

En su vientre un "huevo", dijo el ginecólogo. Latidos cardíacos, según el informe de la eco... y ¡Mira!, ¡mira ahí se ve! No quiso mirar pero en un suspiro adivinó la pantalla y un movimiento certero en su interior. Si hubiera podido desaparecer de vuelta por la vagina de su madre ese día, lo habría hecho, y volver al lecho en el que parece había estado en peligro de no nacer. Si hubiera sido suicida habría corrido al Mapocho, si hubiera sido recatada se habría ofrecido en matrimonio a Cualquiera, pero Cualquiera era un destino inseguro.
Si hubiera sido adolescente habría parido y jugado a las muñecas con la crueldad más inconsciente. Si hubiera sido indigente habría dado a luz en un cuartel de carabineros y salido en la tele como la hazaña del policía de turno. Si hubiera tenido más sesos que piel no tendría que estar pensando ahora en lo que hubiera podido no ser.
Si hubiera tenido mucha plata habría volado ese mismo día a algún lugar donde la ley reconociera que su cuerpo le pertenecía, ante notario habría firmado la posesión y dado fe de que ella era ella, de que ese vientre nació el mismo día de su cumpleaños, de que su vida, su futuro, su amor, su maternidad estaban sólo en sus manos porque no había más manos que la sostuvieran y caía. Caía por un hoyo negro y profundo y abajo la esperaba Nadie. Nadie no era un mal tipo, pero de amor ¡ni hablar! Si hubiera sido otra habría llorado a mares en el hombro de Alguien. Pero Alguien no estaba. Si hubiera vivido en otro tiempo se quemaría en la hoguera, se metería a monja, se revolvería en las culpas por copular, por sentir, por haberse desnudado, por estar como estaba. Pero como no era otra, si no ella, se culpaba por las fechas, por lo tonta, por haber querido... por un "huevo". Por sentir esa rabia que la envolvía desde la punta de su pelo teñido hasta sus pies que no respondían para correr. Correr y perderse como Alguien, como Cualquiera, como Nadie. Correr no resultaba. No para ella. No había a dónde ir sin ese cuerpo suyo que crecía por dentro aunque no se notara. Que se revolvía en la mañana, que tiritaba en una rabieta pateando el piso. Ese cuerpo suyo latía. Latía impotente y tendría que sostener una carga huérfana en soledad, aprender a aceptar y a someter su voluntad, gritar adolorido expulsando a otra más que vendría al mundo sin que nadie la haya llamado. O vivir en una cama una hemorragia temprana en que se iría una parte de su membrana más profunda.

Hoy el vacío. Un espacio infinito que ya no contiene, que ya no acaricia, que ya no se tienta a parir. Que ya simplemente ha vuelto a respirar solo y oscuro su humedad. Cóncavo, redondo, vacío. Un desgarro de su sangre, un corte apenas notorio de su interior se fue desprendiendo, viajando a un lugar desconocido. ¿Habría cómo llevarle flores? No porque un huevo no es un muerto. Un huevo no se despide. Era ella la que necesitaba cerrar ese trecho de su historia en alguna parte del viaje.

v.a.