Marta R. Zabaleta* del Frente de Mujeres
Revolucionarias del MIR chileno, años 70
“NO ME ARREPIENTO DE NADA”
x victoria aldunate/bloga memoria feminista 2010
La escuché hablar sobre el ”trabajo
doméstico invisible” en Villarrica, el verano de 1971. Fue una charla muy
sencilla en vocabulario. Recuerdo que las mujeres quedaron encantadas por
escuchar a alguien que le ponía palabras a lo que ellas no podían decir… existía
un alto grado de analfabetismo, timidez, humildad y violencia intrafamiliar,
tanto, que ni siquiera se atrevieron a contarle a sus maridos lo que escucharon
en esa reunión… Fue hace casi 40 años.
La hija de una dirigenta regional de
Villarrica (sur de Chile), Cecilia Burgos Conejeros, escuchó ese día el mensaje
del Frente de Mujeres Revolucionarias -Organización que ni siquiera parece haber
registrado el historiador Luis Vitale, también militante del MIR, en su
Cronología Comentada del Movimiento de Mujeres en Chile-. Era Marta Zabaleta la
que hablaba, argentina, militante del MIR chileno y feminista latinoamericana
ya en ese tiempo. Fue en la época de la UP, Unidad Popular, la coalición de
partidos de izquierda que hizo posible los 3 años de Allende en el gobierno
chileno.
“IDEAS RARAS”
“Imagina mi emoción con la carta de esta
persona. Ahora ella vive en el exilio, creo que ya es abuela... Yo tampoco he
olvidado cuando fuimos a la población en Villarrica. Con unas casitas de 4 x 4 metros cuadrados, no
más, no tenían ni vidrios y sólo piso de tierra, era gente trabajadora, pero
sin recursos, que vivían en condiciones muy precarias. Eso no lo tomaban en
cuenta las visitadoras sociales de ese tiempo, que culpabilizaban a las mujeres
diciéndoles que sus guaguas se enfermaban de diarreas e infecciones porque
ellas no desinfectaban bien las mamaderas… El trato clasista, racista y
machista típico, también entre nosotros. Yo un día me quedé hasta el final en
una reunión vecinal convocada por esas compañeras de los servicios de
asistencia social y de repente, me paré,
me presente y hablé de los derechos de las mujeres, pero alguien dijo: ¡Por qué
habla ella si es argentina! ¡Les viene a poner ideas raras a “nuestras” mujeres
en la cabeza!… el acostumbrado discurso de la UP, xenófobo además... querían evolución,
pero con las mujeres sometidas”.
Fuiste cofundadora en Concepción del Frente
de Mujeres Revolucionarias ¿Cómo fue ese feminismo?
Sí, tres de las fundadoras no éramos
chilenas, dos argentinas y una francesa que se suicidó no mucho después cuando
murió su amante, Luciano Cruz (1), ella era muy buena persona, feminista y
socialista también. Me prestó muy importante bibliografía.
De acuerdo a mi concepción de lo que es el
feminismo como movimiento, entre el 70 y el 73, sólo se puede hablar de que había
algunas mujeres feministas en Chile, y tal vez también, un puñado de hombres
pro-feministas. Nuestro grupo, por ejemplo, constaba de 13 mujeres como mucho,
en sus inicios. Fue creado en 1971 y empezó con clases vespertinas gratis,
dadas por mí en la escuela de Economía y Administración de la Universidad de
Concepción.
¿Cómo eran esas clases?
Eran en la Universidad. Iban dirigidas a
estudiantes de ambos sexos. Asistía quien quería, pero básicamente lo hacían integrantes
del Movimiento Universitario de Izquierda (MUI), que era el frente de masas
universitario del MIR. Un artículo que recuerdo de la bibliografía elegida fue sobre
la invisibilidad del trabajo doméstico, escrito por la socióloga argentina
Isabel Larguía y que publicó “Monthly Review Press”, en Nueva York. Esa revista
era excelente, producida por los mejores economistas marxistas de la época,
como Paul Barán y Paul Sweezy, salía también en versión castellana, y era
distribuida en Chile por Lucho Benado, militante del Partido Socialista.También
discutíamos en esas clases, el manifiesto constitutivo del Frente de Mujeres
Revolucionarias, FMR que habíamos redactado en reuniones de mujeres hechas en
mi casa.
¿Iban dirigidas a sólo estudiantes de
Universidad?
Las de la Universidad, sí, pero un equipo
de dos hombres, estudiantes de medicina, un abogado, y dos mujeres, Cristina
Haydee Araya y yo, dábamos clases y asesorábamos al Sindicato de Empleadas
Domésticas de Concepción, Chillán y Temuco, en temas propuestos por ellas
mismas. Temas legales, de vivienda, sexuales y laborales. Llegaban muchas a
estas clases. Al margen del Frente de Mujeres, en mi base de cuadros del MIR escribíamos
con tres colegas varones, charlas de educación política para el frente de masas
trabajadoras del MIR, el Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR. Luego las
dábamos en los sindicatos, en las minas de Lota y Coronel, en las fábricas
estatizadas, en los astilleros de Talcahuano, entre otros. Yo decidí ponerles diálogo y quedaron bastante amenas. Escribimos
unas 25, y cuatro de ellas fueron dedicadas por mí al tema de la mujer,
incluyendo los problemas de discriminación en el lugar de trabajo, de pareja y
de violencia del marido, generalmente asociada al alcoholismo.
¿Tuvieron repercusión?
Sí, esas clases hasta las reimprimió el PS
y llegaron a difundirse en más de 25 mil ejemplares. En suma: cuatro fueron
dedicadas a problemas e intereses específicos de las mujeres obreras,
pobladoras, esposas de mineros, de obreros, etcétera. Los compañeros les
llamaban: “Sobre la cuestión femenina”, siguiendo la vieja tradición marxista.
Yo también daba estas clases a las personas afiliadas a las Juntas de Abastecimiento
y Precios (JAPs) de la región, pero muy especialmente a las de la JAP de
Concepción Centro, que era la que yo pertenecía y donde residía. Fui sumamente activa
en el desarrollo comunitario de las JAPs y en su vertebración con los trabajos extracurriculares
de los estudiantes de mi Escuela, trabajo que estaba a mi cargo.
“EL COMITÉ REGIONAL NOS HIZO ACOMPAÑAR POR
UN VARÓN”…
Marta cuenta que preparaba sus clases a
partir de sus lecturas del “Segundo Sexo” de Simone de Beauvoir. Había traído
el libro en español desde Argentina “porque en Chile, en esos tiempos era muy
difícil conseguir ese tipo de bibliografía. Mi idea era que las estudiantes reflexionaran
sobre las posiciones existencialistas -que aún no eran feministas- de Simona. Además
yo las contrastaba con los principales aportes a la 'cuestión femenina' del
marxismo ortodoxo y con los nuevos aportes críticos del marxismo feminista de
los años 60”...
¿Qué decía el MIR de todo eso?
Contábamos con el total apoyo del Comité
Regional y del Comité Central, aunque curiosamente cuando viajamos al Sur nos hicieron
acompañar con un joven varón que escuchaba todo lo que hablábamos con ojos muy
asustados. Se llamaba el Mechón Castro, y era estudiante, creo, de Sociología
de la Universidad, y muy metido en la Federación de Estudiantes de Concepción, FEC.
Era también gran entusiasta de la Revolución Cubana, un poco a diferencia mía,
que siempre tuve grandes reservas con la manera en que se conceptualizaba a las
mujeres en el doctrinario cubano, y con el trato secundario que se les daba en
el PC de Cuba, básicamente a través de la Federación de Mujeres Cubanas. Pero
Mechón instaba a las mujeres del Sur “a esforzarse, porque hasta podrían viajar
a Cuba”. Estas intervenciones suyas me daban más pena que enojo. Las mujeres,
en todo caso, tenían sus reivindicaciones muy claras: no pedían nada para sí,
todo para sus hijas e hijos; en especial, educación.
No hablaban de ir a Cuba, ni de sí mismas…
No. Eso ocurría en nuestros trabajos del
FMR desde Concepción al Sur. Un común denominador que he observado en muchos
países del mundo entre las mujeres de las clases o estratos menos favorecidos.
Me acompañaron en ese viaje varias
compañeras que estudiaban para ser matronas, y dentistas. También trabajé a
nombre del Frente de Mujeres Revolucionarias entre las mujeres mapuche del
Frente Campesino Revolucionario (MCR). Y en los alrededores de Concepción,
entre las pobladoras que participaban en
tomas de terrenos, y fábricas. Yo ya tenía buena experiencia previa en ese
trabajo, pues cuando trabajaba como investigadora del Instituto de Educación y Capacitación
para la Reforma Agraria (ICIRA), en Santiago, estuve encargada de evaluar el
impacto del método de alfabetización y concientización de adultos de Paulo Freire
entre el campesinado organizado y el del Instituto de Educación Rural de la
Iglesia Católica.
¿Había mujeres en el CC del MIR?
En 1971, una de las integrantes del Comité
Central del MIR, que vivía en Santiago, era Gladys Díaz -sobreviviente de la
dictadura de Pinochet- (2), nos visitó en mi casa una o dos veces. Ella era
dirigenta también del Frente de Trabajadores Revolucionarios del MIR y de su propio
sindicato profesional. Se había hecho bien conocida en ese tiempo porque rechazó
públicamente un premio de una empresa de productos de belleza, parece que de Helen
Rubenstein. Me acuerdo siempre de que ella nos insistió en que debíamos
impulsar a las mujeres de los trabajadores que habían ocupado entonces fábricas
en Rengo -donde trabajaban con apoyo del
MIR y pedían su expropiación- a salir de sus casas, a acostumbrarse a ser
independientes de sus hombres, y que para eso, nos dijo, debíamos ir nosotras a
reemplazarlas, a cuidar de sus hijos, a cocinarles a ellos y a sus maridos… cosa
que sólo algunas veces y con ciertas dudas, acepté hacer, creo…
¿Sabía de feminismo el gobierno de la UP?
Mira, bien poco o nada. Pero cuando Fidel
Castro visitó Chile, en 1971, se alarmó muchísimo porque la UP no podía
movilizar a las mujeres y convenció a Allende a convocarlas al Estadio Nacional
y ambos les hablaron allí a las asistentes, que fueron miles. “Punto Final”, esa
misma semana sacó una separata con el discurso de Fidel a las mujeres de Chile.
A raíz de todo eso, Allende decidió hacerse asesorar con mujeres feministas de
los diversos partidos de su coalición, la UP. Creo que sólo consiguió a cuatro
o cinco, según me contó una médica trotskista pro mirista, que fue invitada, la
doctora Neomicia (Micha) Lagos que por entonces era esposa de Luis Vitale – el
historiador, miembro fundador del MIR y del Comité Central-. Pero no lo sé
exactamente porque yo nunca fui invitada a ninguna reunión de las feministas
asesoras de la UP. Tal vez Gladys Díaz, sí lo haya sido porque al llegar al
exilio, ella escribió un documento feminista del MIR, razonable para esa época.
Hubo también dos brasileras feministas, ambas sociólogas y profesoras
universitarias, Vania Bambirra, del PS, y Evelyn Page, del MIR, que escribían y
hablaban sobre los derechos de las mujeres y sobre la mujer. Algunas mujeres
del MUI de Concepción, con nuestro apoyo, lucharon por conseguir el derecho a
aborto seguro, legal y electivo de las estudiantes.
¿Desde la UP, qué medios de comunicación
dirigidos a las mujeres había?
Había la revista “Paula”, que yo
consideraba muy mediocre, pero lo peor es que era cualquier cosa, menos
feminista. En ella trabajaba una periodista desconocida entonces, Isabel Allende -no la hija del presidente,
sino la escritora actual-. Yo no le veía ninguna conciencia feminista a ella en
sus escritos, aunque he observado que años después declaró que era feminista ya
desde entonces... Bueno, es que la UP era un gobierno de centro izquierda, que
llegó al gobierno –nunca al poder- con 40 medidas progresistas, que no constituían
un programa socialista realmente, al decir de Paul Sweezy. Tampoco lo era en
materia de derechos sexuales y reproductivos. Pero la Editorial del Estado, Quimantú
saco un interesante librito que solo encontré en un biblioteca de la Universidad de Londres cuando trabajaba
en mi tesis doctoral, ya en el exilio, acerca de la situación general de las
chilenas. Contiene un resumen de las muertes por violencia de género de las
mujeres, que creo que decía que eran más o menos 400 al año.
50 AÑOS, SOCIALISTA y FEMINISTA
Marta en 1989 fue nominada por la British
Broadcasting Corporation (BBC) y el Art Council of Great Britain como “Daughter
of Simone de Beauvoir” –Hija de Simone de Beauvoir- (3) por la influencia que
esa fundamental filósofa existencialista y feminista, ejerciera en su vida y su
trabajo. Cuando le hablo de “patriarcado”, Marta me explica: “En mi esquema
conceptual no necesito usar el vocablo Patriarcado para explicarme nada. Estoy
autoentrenada- dado que soy una intelectual marxista especializada en los
estudios sobre las mujeres, los hombres y los géneros, a analizar a la sociedad
como sostenida por relaciones sociales caracterizadas por las desigualdades.
Por lo tanto, estudio a mujeres y hombres, niñas y niños, como sujetas y
sujetos sociales de relaciones derivadas de su clase, raza y género, en su
interrelación recíproca, y tomando en cuenta factores biológicos y culturales
como la edad, la educación, la sexualidad, las ideologías políticas y las
fantasías religiosas, y así siguiendo. En ese enfoque y conceptualmente
hablando, ni el patriarcado ni el matriarcado me sirven mucho, por eso, no los
uso”...
En el transcurso de nuestra correspondencia
comprendo por qué Marta Zabaleta, a menudo subraya la academia y lo intelectual
en su vida: “Lo que más me ayudó en la vida, creo, fue el carácter perseverante
que me dejó mi padre como herencia. Fui capaz de construirme una sólida carrera
profesional a pesar de tantos escollos que me pusieron en el camino, mi familia
de origen, mi marido, algunos colegas, principalmente hombres, también
militares, policías, soplones y hasta a veces, yo misma”… Percibo que es la
historia de las mujeres que luchan, en su caso, más de 50 años de lucha
feminista latinoamericana, por abrirse paso en un mundo de hombres bien machos
en lo más obvio y también en algo un poco más sutil, las ideas…
Marta, has escrito sobre literatura de
mujeres postgolpe y has destacado que escriben muchas veces para sanarse… A
veces se piensa que eso no es político…
No puedo ni creo que se debe generalizar
así. En todo caso, todo lo que yo hago es político. Y no, no escribo expresamente
para sanarme de ningún trauma. Pero si lo consigo, ¡mejor!... Escribo y hablo
para dejar constancia histórica de fenómenos sociales relevantes que me ha
tocado vivir, y de los cuales fui testiga, y muchas veces, autora y/o víctima.
Hay mucha agente aquí en Europa que me considera una privilegiada por el tipo
de experiencia que fui capaz de acumular debido a un cúmulo de circunstancias
históricamente específicas que me tocó experimentar: el gobierno populista -y
popular- de Juan Perón y Eva Duarte, el
de Allende, el de Pinochet, el de Videla, y la doble visión que me confirió la
obligada vida del otro lado del Atlántico.
¿Cómo has enfrentado esta vida feminista de
revoluciones, golpes, exilios…?
Yo crucé los Andes y me fui a Chile –siendo
ya feminista en 1963- con la intención de hacer un recorrido similar al del Che
que me llevara a ser la Che de las mujeres feministas del continente… Bueno, muchas
veces he enfrentado mi vida con enorme dolor, humillación, mucha angustia y
siempre con muchas necesidades materiales. Pero, más en general, sin
corromperme, ni abandonar mis ideas. También he gozado siempre del enorme apoyo
de personas e instituciones relacionadas a mi profesión. Y del de mi hija y mi
hijo. Pero tan larga es la lista que es imposible tratar aquí de resumirla.
En más de 50 años de acción feminista
militante, debo haber cometido muchos errores; dejo que los critiquen otras y
otros. Todas las experiencias vividas, militancia izquierdista, militancia
feminista, golpes, exilios, me han enriquecido como mujer y como intelectual,
como científica y como escritora, amiga y compañera, madre y amiga. Me han
revitalizado como poeta, aunque el trauma del golpe de Chile me impuso un
silencio poético de más de 30 años… Creo que lo mejor que hice en mi vida fue
decidir ser madre y lo peor, fue
enfatuarme a veces con hombres nuevos que existían más en mi imaginación -o
ahora último en la pantalla del Internet- que en la cocina, en la oficina o en
la cama, pero no me arrepiento de nada, con ellos también se goza.
¿MICHELLE BACHELET, SÍMBOLO DE LA IGUALDAD
DE LAS MUJERES?
Le pregunto abiertamente sobre la falsa
idea –en mi opinión- de que la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet sería
un símbolo de igualdad para las mujeres. Lo han sugerido algunas feministas
chilenas como Diamela Eltit –importante escritora- y Teresa Valdés –analista
política- en distintos momentos (4). Incluso se hizo un Encuentro Feminista en
Olmué el año 2005 en el que -a todas luces- la organización quiso sacar un
acuerdo feminista –que no lograron- a favor de Bachelet…
Marta reflexiona: “No sé sobre esas
opiniones que mencionas que existen sobre Michelle Bachelet, pero las creería equivocadas.
Yo nunca apoyé a Bachelet, una social demócrata, aunque me despierta mucha
simpatía a nivel personal porque creo que debe ser una mina inteligente y
chora. Pero ¡que símbolo cultural, de qué igualdad!... ¿Se piantaron?... Tal
vez se creyeron el cuento de que mejorar la situación personal por ser mujer,
es una forma de combatir las causas que generan su subordinación social. Y eso
no me extraña: muchos movimientos sociales, muchas escuelas de pensamiento
progresista, muchas mujeres y hombres de serios ideales, han caído en las
mismas trampas a lo largo del Siglo 20. Otro problema es como se usan los
vocablos: ¿Qué entienden por “igualdad”? Cualquiera se dice socialista o
feminista, o cristiano o musulmán, judío o judía. Estas apropiaciones distorsionan
el lenguaje, sus inexactitudes generan mucha confusión, y con eso ayudan a
perpetuar todas las desigualdades sociales: de clase, de raza y de género, por
cuanto ayudan a invisibilizar la realidad.
¿Qué opinas del feminismo autónomo
latinoamericano y caribeño?
Creo que en muchas cosas van por buen
camino. Admiro en especial el de Honduras. Y en los que tal vez no sea siempre así,
no es función mía mirarlas desde afuera y juzgar. Eso debe ser hecho, creo, por
ustedes mismas. Porque creo que nunca hay que delegar responsabilidades en
política. Ni llevarse por lo que dicen de una, ni de nosotras. Tampoco es bueno
perder la perspectiva de lo poco que podemos hacer: la nuestra es una lucha
muy, muy, larga y lo que podemos hacer desunidas, es muy poco.
Marta Zabaleta, en el 73, ya “hacía 10 años
que tenía una vida y una familia en Chile” y sólo 30 años más tarde, en 2003
regresó “por una semana, por razones de trabajo. Gocé de la compañía de
colegas, amigas, amigos y familiares”... El 5 de octubre de 1973 había sido
expulsada de Chile con destino a su país de origen, Argentina, junto con 17
adultos y 19 menores de edad –una era su guagua de 9 meses-. Su repatriación
fue solicitada por la presidencia argentina “por tratarse de una Científica de
Primera Clase”. Esto vino luego de haber sido exonerada de su cargo de
Profesora Titular de la Universidad y detenida y torturada en el campo de
detención Estadio Regional de Concepción. Más tarde, con la dictadura
argentina, Marta fue perseguida por la Operación Cóndor (coordinación del
terrorismo de estado de Chile, Argentina y otras dictaduras del cono sur), y
finalmente fue expulsada una vez más de un país latinoamericano, esta vez de Argentina
“con un único destino: el Reino Unido, aproximadamente el 16 de noviembre de
1976”. Desde 1981 hasta finales de 1989, explica: “fui forzada a aceptar la
discriminatoria condición de refugiada de las Naciones Unidas en el Reino
Unido”, situación que, a la larga, superó pues está inserta en el mundo académico,
social y político de ese país.
Nos quedan más y más preguntas para
recuperar historia feminista y de mujeres activistas. La historia de las socialistas
feministas, de mujeres que apostaron a las revoluciones no sólo de los hombres,
si no de la humanidad completa, militantes izquierdistas que no luchaban por
ninguna patria, pero sí por las mujeres y los hombres de los territorios
latinoamericanos… Marta Zabaleta es historia viva, pero ante todo una compañera
sobreviviente de más de una dictadura, también de la que arrebató la vida en
Chile, por ejemplo a Mónica Benaroyo Pencu (5), rumana-uruguaya y a Jane Vanini
(6), brasileña, latinoamericanas actuando como Marta en Chile… Marta, que no se
arrepiente de nada, poeta que tras el golpe chileno estuvo en “silencio
poético” por 30 años, que no se dejó vencer y retomó sus versos, y que –es
maravilloso que así sea- hoy está viva para contar parte de esta historia.
Victoria Aldunate Morales, lesbofeminista autónoma, escritora, terapeuta
* La Dra. Marta R. Zabaleta vive
actualmente en Londres, Inglaterra. Es economista, cientista política y poeta.
Madre de Yanina Andrea Hinrichsen -“chilena creciendo en el exilio”-, y del
escocés Tomás Alejo Hinrichsen Zabaleta. Pertenece al Comité Editorial de la
Publicación periódica que se publica en Londres “Exiled Ink”. Es profesora
Honoraria de la Facultad de Letras y Educación de la Universidad de Middlesex,
Londres, Inglaterra. Entre otras acciones y elaboraciones creó y coordina la
red internacional de “Mujeres y Palabras en el Mundo”, y creó y ha dirigido por
casi una década el Grupo de Trabajo “Mujeres, Hombres y Géneros” del Consejo
Europeo de Investigaciones Sociales sobre América Latina y El Caribe. Su vida y
su trabajo además de todo lo relatado, le han merecido un lugar como científica
y escritora en más de treinta publicaciones biográficas del tipo ‘Who’s Who’ de
Europa y de EEUU. También ha sido escogida
en 2003 como ejemplo de una refugiada política, mujer que triunfó en Europa, y
en 2005 entre una de las diez personas becadas por el Council for Assisting
Refugee Academics (CARA) desde 1935, para participar de la Historia Oral de
Londres por “su valiosa contribución a la cultura de la ciudad”. Su historia
personal y sus opiniones sobre temas relevantes fueron grabadas para ese
efecto, y permanecerán a disposición del público en el Museo de Londres a
perpetuidad.
1. Luciano Cruz Aguayo (1944 – 1971). Dejó
la militancia en las juventudes comunistas de manera crítica y junto a otros
jóvenes, luchadores sindicales y sociales participó de la fundación del
movimiento de Izquierda revolucionaria, MIR. Considerado uno de los
intelectuales del movimiento, realizó cursos de formación sindical y política y
charlas sobre el manifiesto comunista, también redactó una carta a Jean Paul
Sastre en los años 70. Muy reconocido por el MIR. Era de familia acomodada.
Hijo de un militar, pasó casi toda su vida en Concepción, sus padres vivían en
una parcela a orillas del río Andalién, frente a una población de emergencia
llamada J.F. Kennedy (tomado de Archivo Chile. Historia Político Social –
Movimiento Popular http://www.archivochile.com/Homenajes/html/luciano_cruz.html).
2. Gladys Díaz, periodista, una de las más
conocidas personalidades del MIR. Después del golpe pasó a la clandestinidad y
fue detenida el 20 de febrero de 1975 en Santiago, siendo torturada en un
centro de detención secreto de la DINA. Gladys Díaz estuvo incomunicada
durante 80 días en el centro de torturas de Villa Grimaldi en Santiago (tomado
de “El caso de la chilena Gladys Díaz, Examen del expediente sobre la
liberación de una detenida”, agosto 2008, de Dieter Maier).
3. Penny Foster y Imogen Sutton (editoras),
Daughters of de Beauvoir, The Women’s Press, 1989, y el Film de la BBC del
mismo título, spot BOOKMARK (1989).
http://artsonfilm.wmin.ac.uk/films.php?a=view&recid=180
4. Columna “Mujer y Poder, periscopio
urbano” de Diamela Eltit, La Nación (Chile), Domingo 12 de marzo de 2006. http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20060311/pags/20060311175107.htm
Columna “PUNTO DE VISTA. Michelle
Bachelet y las feministas” de Teresa Valdés. Mujeres Hoy. 7 de diciembre de
2005 http://www.mujereshoy.com/secciones/3485.shtml
5. Mónica Cristina Benaroyo Pencu fue
descuartizada por militares en septiembre de 1973. La decapitaron a patadas,
enterrada viva hasta el cuello. Su cuerpo momificado apareció en 2008, en un
recinto militar correspondiente al sitio denominado “pampa mal paso oeste”
ubicado a la entrada sur de Arica (Norte de Chile). Había nacido en Rumania y
crecido en Uruguay, vivió en Buenos Aires un tiempo y luego se fue a Arica a
trabajar en la Alcaldía. Era militante del Partido Comunista, había estudiado
Filosofía, se ganaba la vida como traductora. En septiembre del 73 salió un
decreto de la Junta Militar que la expulsaba de Chile, pero era un montaje, ya
había sido asesinada.
6. Jane Vanini fue rodeada por un
destacamento de Infantería de Marina el año 74 al que ella opuso resistencia sola,
disparando desde la casa que compartía con su compañero, el periodista y
dirigente del MIR José Carrasco Tapia, pero que había sido detenido ese día por
efectivos de la Armada. Jane resistió hasta que agotó sus balas y resultó
herida. Los agentes del Centro de Inteligencia Regional (CIRE) la sacaron
inconsciente en una camilla y se la llevaron con rumbo desconocido. Hoy se sabe
que fue asesinada tres o cuatro días después. Jane era brasileña, estudió ciencias
sociales en la Universidad de Sao Paulo y fue parte de Acción Liberadora
Nacional (ALN). Luego del golpe de estado en Brasil fue condenada -en ausencia-
a 5 años de prisión. En clandestinidad se integró al Movimiento de Liberación
Popular –disidente del ALN-. En 1970 se expatrió a Uruguay, posteriormente a
Argentina y Cuba, el 71 obtuvo asilo político en Chile y se incorporó al MIR.
Trabajaba como secretaria en la revista Punto Final (tomado de “Luz y
muerte de Jane Vanini” de Arnaldo
Pérez Guerra, http://www.lainsignia.org/2008/enero/ibe_004.htm).
Marta R. Zabaleta, 2010
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