PAGINA 8, SECCIÓN NUESTRA HISTORIA, PUNTADA CON HILO N° 13, AÑO 2, NOVIEMBRE 1995 |
Latidos
X puntada con hilo/Noviembre 1995/Sección NUESTRA HISTORIA
Esperaba y no quería y quería a veces.
Millones de segundos de esos días se había dejado llevar por la fantasía de
parir, de acunar, de sentir ese aroma dulce.
En su vientre un "huevo", dijo
el ginecólogo. Latidos cardíacos, según el informe de la eco... y ¡Mira!, ¡mira
ahí se ve! No quiso mirar pero en un suspiro adivinó la pantalla y un
movimiento certero en su interior. Si hubiera podido desaparecer de vuelta por
la vagina de su madre ese día, lo habría hecho, y volver al lecho en el que
parece había estado en peligro de no nacer. Si hubiera sido suicida habría
corrido al Mapocho, si hubiera sido recatada se habría ofrecido en matrimonio a
Cualquiera, pero Cualquiera era un destino inseguro.
Si hubiera sido adolescente habría parido
y jugado a las muñecas con la crueldad más inconsciente. Si hubiera sido
indigente habría dado a luz en un cuartel de carabineros y salido en la tele
como la hazaña del policía de turno. Si hubiera tenido más sesos que piel no
tendría que estar pensando ahora en lo que hubiera podido no ser.
Si hubiera tenido mucha plata habría
volado ese mismo día a algún lugar donde la ley reconociera que su cuerpo le
pertenecía, ante notario habría firmado la posesión y dado fe de que ella era
ella, de que ese vientre nació el mismo día de su cumpleaños, de que su vida,
su futuro, su amor, su maternidad estaban sólo en sus manos porque no había más
manos que la sostuvieran y caía. Caía por un hoyo negro y profundo y abajo la
esperaba Nadie. Nadie no era un mal tipo, pero de amor ¡ni hablar! Si hubiera
sido otra habría llorado a mares en el hombro de Alguien. Pero Alguien no
estaba. Si hubiera vivido en otro tiempo se quemaría en la hoguera, se metería
a monja, se revolvería en las culpas por copular, por sentir, por haberse
desnudado, por estar como estaba. Pero como no era otra, si no ella, se culpaba
por las fechas, por lo tonta, por haber querido... por un "huevo".
Por sentir esa rabia que la envolvía desde la punta de su pelo teñido hasta sus
pies que no respondían para correr. Correr y perderse como Alguien, como Cualquiera,
como Nadie. Correr no resultaba. No para ella. No había a dónde ir sin ese
cuerpo suyo que crecía por dentro aunque no se notara. Que se revolvía en la
mañana, que tiritaba en una rabieta pateando el piso. Ese cuerpo suyo latía.
Latía impotente y tendría que sostener una carga huérfana en soledad, aprender
a aceptar y a someter su voluntad, gritar adolorido expulsando a otra más que
vendría al mundo sin que nadie la haya llamado. O vivir en una cama una
hemorragia temprana en que se iría una parte de su membrana más profunda.
Hoy el vacío. Un espacio infinito que ya
no contiene, que ya no acaricia, que ya no se tienta a parir. Que ya
simplemente ha vuelto a respirar solo y oscuro su humedad. Cóncavo, redondo,
vacío. Un desgarro de su sangre, un corte apenas notorio de su interior se fue
desprendiendo, viajando a un lugar desconocido. ¿Habría cómo llevarle flores?
No porque un huevo no es un muerto. Un huevo no se despide. Era ella la que
necesitaba cerrar ese trecho de su historia en alguna parte del viaje.
v.a.
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